sábado, 9 de junio de 2012

Despedidas de dos grandes

¡Quién diría que terminamos las entregas el 16 de abril! ¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces! Y, ¡qué rápido! Entre soles y nubes el fin de exámenes y ensayos ha ido desplazando a muchos. Algunos han  ido volviendo. Sin embargo, estos dos últimos días hemos despedido a dos grandes.
Mi querida Johanna,
 de la que ya os he hablado alguna vez. Una chica inteligentísima, con un espíritu crítico muy ejercitado que subía el nivel de debate de las clases. Ella hacía ir al grano en lo difuso, pero siempre, manteniendo esa "openness" de los Estudios Culturales, con un conocimiento de autores absolutamente fascinante. Nacida y crecida en Berlín, pero de padres italianos y alemanes, tiene un carácter muy empático y gran criterio para seleccionar buenos sitios en Londres, buenos bares, parques, buena gente.
El jueves se marchó a Berlín, desde donde se irá tres meses a Palestina a hacer unas prácticas en una organización de comunicación alternativa sostenible, y trabajo de campo para su tesina. Era un día que muchos llamaríamos "típico londinense". Llovía a mares de manera intermitente y con un viento muy desagradable. Y a las 11.30 de la noche ya estaban poniendo sillas sobre la mesa y tocando la campanita de "last orders". A media noche, ya estábamos fuera. Nos despedimos entre bicis, abrigos y relíos de autobuses en la acera. Algunos vinimos a mi casa a prolongar el encuentro. Pensar que no voy a verla en una buena temporada, me entristece, porque es una persona que da mucho y que hace sentir muy bien. Pero tengo la certeza de que hasta que volvamos a coincidir en algún sitio, estaremos en contacto por correo electrónico. No logrará liberarse de mis mails con dudas de en qué artículo o libro encontrar determinadas ideas de autores específicos.
Mil besos, Johanna. 


Johanna, "sobrecogida" con un trío de abrazos. 

Y ayer, nos despedimos de nuestro querido Mark Hobart, Professor of Critical Media and Cultural Studies, quien se jubila  de manera forzosa después de decenas de años -desde finales de los sesenta que llegara a SOAS-. No quiso invitar al decano, nuevo este año, ajeno a SOAS, y con quien no ha simpatizado nada. Tampoco invitó a otras personalidades. Sólo a sus más amigos del departamento de Media y del de Antropología, al que antes pertenecía, así como a otros académicos, y a nosotros, sus alumnos, tanto de máster como de doctorado. Fue una velada muy agradable, inaugurada por Dina Matar, actual jefa de departamento, y continuada por la respetadísima Annabelle Sreberny, otra grande en SOAS, muy cercana a Mark Hobart. Con gran sentido del humor, con su pelo morado y su bastón multicolor, contó anécdotas graciosísimas desde sus inicios al conocer y trabajar con Mark Hobart, mostrando gran afecto y admiración. 

 De izquierda a derecha, Mark, Annabelle y Dina. 
Seguro que, en el fondo, Mark estaba emocionado. 

El acto terminó con la entrega de una bandeja para cocinar al horno, ya que, por lo visto, Mark es todo un cocinitas. Contó que se debió a sus viajes. Cuando llegó a Inglaterra de nuevo ya no quería tal comida y decidió aprender a cocinar. También le entregamos una tarjetita. Hablamos mucho con él. Ya sólo lo veremos por skype en dos supervisiones más de la tesina. ¡Qué grande! No paran de pedirle que siga viniendo a SOAS... 

 De izquierda a derecha, Lenia, Tia, Tanima e Ipsita


 De izquierda a derecha, Muneira, Hannah, Tia, yo, Mahdi, Mark Hobart, Yani, Lenia, Ipsita, Tom y Tanima


El día terminó en el bar de la facultad, JCR, con el grupo de Nouria, mi amiga senegalesa de clase, con cuya madre me quedaré en Senegal. Una voz preciosa en un estilo improvisado de jazz entre jovencitos de SOAS. Y para rematar, cervecita en un pub de Camden celebrando el cumple de mi amigo Muhammad, al que conocí hace dos años en Brighton, y sus amigos, con la llegada especial de Ramsha, la novia de mi otro amigo de Brighton, Hyder. ¡Qué bien se está rodeado de buena gente! ¡Qué poco me queda por Londres! ¡Qué nervios! 

 Os presento a Nouria, la hija de la mujer en cuya casa nos quedamos mi papá y yo en Senegal. 

 Nouria tiene una voz preciosa, toca la guitarra y el teclado.