Premiados a nivel nacional, minutos antes de la ceremonia de entrega de premios.
El 14 de mayo me desplacé a Aquisgrán, la ciudad de Carlomagno, para representar a España con el proyecto documental
Témoignages de l'autre côté, en la
V Edición del Premio Europeo Carlomagno de la Juventud, este año con más de 300 solicitudes. La ceremonia se celebró el martes 15 de mayo, con Grecia en el primer puesto, República Checa en el segundo y Hungría en el tercero. Si bien el nuestro no fue el proyecto ganador a nivel europeo, tan sólo la selección a nivel nacional, donde abundan las buenas iniciativas, ya fue un honor. No obstante, mayor honor fue disfrutar de cuatro días en Aquisgrán, rodeada de jóvenes europeos con ideas tan distintas como brillantes, todas con un denominador común, el afán por incrementar la conciencia de identidad europea. He aquí un balance personal de estos días, que sin duda forma parte de este documental Témoignages de l'autre côté, ahora en manos del presidente del Parlamento Europeo,
D. Martin Schulz.
Días antes de coger el tren, que amablemente reservaron para cada uno de los representantes en la Fundación del Premio Europeo Carlomagno de la Juventud, aún entre los miembros del equipo no nos terminábamos de creer la selección de nuestro proyecto a nivel nacional. Sin embargo, entre los senegaleses que habían trabajado con nosotros, como protagonistas del documental o contactos, en general, había mucho entusiasmo. Hasta tal punto que yo llegué a imaginar que podríamos ganar y así poder financiar la segunda parte del documental. Llegar a Aquisgrán cambió el planteamiento del premio. Allí nos encontrábamos, no sólo los 26 representantes nacionales (Malta no envió ningún proyecto), sino antiguos premiados. De repente surgió una situación familiar para muchos de nosotros, que hemos tenido la suerte, pero también la voluntad, de viajar en otros países europeos: muchos jóvenes hablando en alemán, inglés, francés o español, tratando de conocerse a corto plazo. En este caso, había un matiz diferente que pronto dio lugar a lazos de amistad muy fuertes. Cada persona allí iba en representación de un equipo con un proyecto multicultural, cada cual más fascinante. Por supuesto, desde un principio, tuve mis favoritos, pero estoy segura de que el azar de con quién hablé al principio y con quién compartí primeros espacios fue determinante.
La primera noche hicimos presentaciones de los proyectos de manera interna, y continuamos las PR en un pub de cerca del "hostal". Paréntesis. La llegada al "hostal" fue algo chocante. Nos alojaron en la
Bischöfliche Akademie des Bistums, una academia de Diócesis episcopal. En cada cuarto había una Biblia en la mesa y un Jesucristo crucificado encima del marco de la puerta. Pensé que tal vez un musulmán no se habría sentido especialmente cómodo en el ambiente. Lo cierto es que nos trataron muy bien.
Aquella primera noche compartimos las sensaciones que estábamos experimentando. 'This is really inspiring...' Tras todo este año en una institución cuya prioridad es destacar la a menudo olvidada dimensión no occidental, me encontré con una dosis de adrenalina para la 'identidad europea'. Esto que tantas veces se ha repetido estos días resulta, sin embargo, bastante problemático. ¿Qué es eso de la identidad europea, quiénes lo deciden, cuándo y en base a qué? Los jóvenes me hicieron "reconciliarme" con Europa, con la Unión Europea. Conocerlos fue comprobar de nuevo la fuerza de nuestra generación, donde la gente, a pesar de todo -no pienso nombrar la palabra mágicamente molesta y monotemática, vaya, lo hecho ya, de otra forma- se mueve. Y hace.
Sólo hablé con una persona, Matt, representante de UK, ganador el año pasado, que no había hecho un año Erasmus. ¿Por qué ese empeño en representar 'la experiencia Erasmus' como año sabático de borrachera donde regalan las notas? ¿Tanto conservadurismo hay hasta para eso? En el año Erasmus, por supuesto, hay alcohol, pero es algo completamente accesorio en un año mucho más grande, a nivel académico, profesional y personal. Todos y cada uno de los proyectos, de una manera u otra, surgieron a través de experiencias en años Erasmus. A través de gente que fueron conociendo, compartiendo ideas y materializándolas en proyectos transnacionales, enmarcados en este premio como "a favor de una mayor identidad europea". Témoignages de l'autre côté no es ni mucho menos una excepción a esta tendencia con la que muy gratamente me encontré, no sé por qué de forma algo inesperada. Témoignages de l'ature côté se produjo justo al año siguiente de mi Erasmus en Brighton. Conocí a tanta gente de diferentes países con otros modos de ver, y de hacer, que no podía no reproducir todas esas inquietudes en un proyecto. La fuerza del nuestro es que comprobamos que muy cerca de nosotros hay gente muy válida con muchas ganas de hacer. Hablo de Pablo, de Manu, de María Eugenia, de Áurea, Mateo, Rafa, Daniela... Y de nuestra querida Ida, danesa, estudiante de un máster cofundado por la Unión Europea, en derechos humanos y democratización.
Este proceso de "network", de redes, está en fase de multiplicación, en muchas casos, con una gran confianza de las redes sociales. Durante el transcurso del viaje, cuatro días muy intensos, me di cuenta de que todavía hay mucho que hacer en la Unión Europea y en ese debate entre fronteras entre naciones y "comunidad" europea. Aún existe mucha desigualdad entre los distintos países que la integran. Véase el caso de Grecia, rechazado por Angela Merkel, en tiempos actuales. Fue para mí una satisfacción enorme que fuese precisamente Grecia el país ganador. Por las circunstancias europeas y por la fuerza de la idea, periodística, de mi gremio. Tenían un proyecto interesantísimo muy afianzado ya de periodismo "on the ground", en el que envían a jóvenes griegos a distintos países para dar un enfoque alternativo al de los medios convencionales. Lo hacen además con
Café Babel, españoles.
El segundo premio se lo llevó la República Checa, representado por una chica simpatiquísima, Renata. Consistía en una especie de Oficina Erasmus creada por antiguos estudiantes Erasmus, que realmente ayuda a los estudiantes con acuerdos, destinos y cualquier tipo de preguntas. En la ceremonia se destacó mucho la importancia de esta beca europea. Me gustó mucho este apoyo y confianza. Demuestra, para empezar, respeto por los jóvenes y reconocimiento de una institución tan importante como lo es la educación.
El tercer premio fue para Hungría, con un proyecto también marcado por la experiencia Erasmus. Consistía en una película road-trip sobre cuatro jóvenes que decidieron volverse a Budapest desde Hungría en bicicleta. Como bien indicó su representante y director, Daniel, uno de mis favoritos, el proyecto no es la película sino todo lo que ocurrió durante su producción. Yo enmarcaría su proyecto como "cultural encounters". En sus palabras, "when we go by bicycle, we start to see distance in another way". Me alegró mucho, de nuevo, que un proyecto fílmico fuese premiado como determinante para el incremento de la concienciación sobre identidad europea. No se pierdan el trailer en vimeo,
Cycle me home. Me halagó que el español era una lengua muy fuerte entre los distintos representantes. Mucha gente hablaba un español muy correcto, Daniel entre ellos. Pero también un alemán, el simpático Matthias, que había representado a España en una previa edición, con el proyecto teatral
Dramarasmus. En éste, se había creado un grupo de teatro internacional con los distintos estudiantes Erasmus (y demás extranjeros), en la lengua nacional del país (Alemania o España).
Durante estos días hemos estado con grandes autoridades, como el Presidente del Parlamento Europeo, o el
Premiado Carlomagno Mr Wolfgang Schäuble, político y abogado alemán, actualmente ministro federal de finanzas. Muchos hombres, entre las autoridades. Demasiados. Lo que más se ha escuchado es "We need more Europe and not less Europe". Pero lo que más me ha entusiasmado es el papel reconocido a los jóvenes: "We must overcome the concept of the other, and this depends on the young generation". Gracias a todos ellos y nuestro más sincero apoyo en el desarrollo de sus y nuestros grandes proyectos. Gracias a María, a Reeka, Daniel, mi querida Agnes, mi policía Sami (sí, he conocido a una persona policía interesantísima, de Finlandia), Shirley, Matthias, el joven Ziga, la parejita austriaca, Renata, Elina, el francesísimo Hamza, el galleguiño Felipe, y todos y cada uno de los que habéis inspirado mis formas de pensar en la Unión Europea.